El niño acaparador y egoista

Es muy frecuente escuchar comentarios, a cerca de los niños que son muy posesivos o egoístas con sus pertenencias y todo lo que les rodea.

Pelean, lloran y hasta agreden, con tal de no permitir que nadie toque lo que consideran es de su pertenencia.

La famosa frase de “esto es mío, mío y solo mío”. ¿Les resulta familiar?

Pero hay que tener en cuenta, que la actitud de “compartir”, no es natural en los niños.

Es un proceso que: *se desarrolla lentamente, *que requiere de tiempo y paciencia. Y *que para catalogar a un niño como “egoísta”, es fundamental tener en cuenta la edad del niño.

Normalmente, el niño pasa por una etapa entre los dos y los cuatro años de edad, en la cual se cree que todo lo que le rodea es de su propiedad.

Este proceso durante el cual, muchas veces catalogamos al niño como “egoísta y acaparador”, es necesario en su desarrollo.

El niño durante esta etapa es un egocentrista porque intenta satisfacer sus deseos, que son los que le proporcionan la diversión y el placer.

No le importan los demás, solo se enfoca en sus necesidades y repito: su diversión y el placer.

Los psicólogos afirman que durante esta etapa, el ser humano necesita adquirir un sentido de la propia identidad; precisamente, es una de las tareas desde que se nace.

Al nacer, a uno le ponen un nombre, lo llevan donde va a dormir, lo visten como los padres quieren o mejor les parece, le buscan parecido con fulano o mengano y además, se permiten hasta proyectarle lo que quieren que sean cuando estén grandes. Y por si fuera poco, es muy frecuente escuchar a los padres, decirle a su hijo o hija: “tu eres el rey o reina de la casa”.

Todo ello, conlleva a que a medida que el niño crece, cuando llega a los dos años y ya comienza a asimilar esa realidad, pues nada ,se cree la atracción de todo, o sea: “el es el rey o reina de la casa”.

Por lo tanto: “todo lo que le rodea le pertenece”. Hasta su papa y su mama.

Por el amor que le tenemos a nuestro hijo/a, inconscientemente, le reforzamos constantemente esa conducta de “egoísmo y posesión”, cuando le decimos, por ejm:

¿De quién es mamá o papá?

Le enseñamos a decir y con mucho orgullo: “mía”, y así sucesivamente, *su cuna, *su habitación, *sus juguetes etc.

Caemos también, en el gravísimo error de decir delante de ellos y con una advertencia: “cuidado no le toques sus cosas, porque se pone bravo/a”. ¿Lo hemos dicho? o ¿no lo hemos dicho?

El niño de esta edad (2 – 4 años), todavía no es consciente de que los otros niños también tienen sus juguetes que les pertenecen.

Y de hecho, aún le costará un par de años aprender esta realidad: “no todo lo que le rodea le pertenece”

Debemos entender que necesitará tiempo, durante el cual debe aprender que:

1-tiene una identidad propia.

2-comprenderá que todo tiene un lugar muy particular en su familia y en la sociedad.

3-decidirá qué quiere prestar y qué no.

4- y nosotros los padres, inculcarles y afianzar en nuestros hijos, los valores del intercambio y la generosidad.

Nuestro papel como padres durante esta etapa, es básico para su educación. No sólo porque somos quienes premiamos o reprochamos sus acciones; sino también porque tenemos la responsabilidad de explicarles: por qué "creerse dueño de todo, no está bien".

Podemos regular estas conductas, egocéntricas y egoístas, evitando darle todo lo que pida y recompensando las acciones generosas, por ejemplo, cuando comparte un juguete con su amiguito. Además, debemos enseñarle a través de nuestro ejemplo.

Se les debe hacer ver, de acuerdo al nivel de cada niño, que “no todo es suyo”.

Por ejm: la mamá, es la que se ocupa más del bebé: lo alimenta, lo baña, lo cambia de pañales, lo duerme; y no por eso la mamá es de su propiedad y no tiene que estar todo el tiempo con él.

Hay que explicarle, que forma parte de una familia y que todos los miembros de la familia se deben compartir por igual.

Muchas veces formará una perreta, pero esto le permitirá entender, que él no puede poseerlo todo.

Poco a poco y con las enseñanzas de los padres, ira comprendiendo estas cosas; y de esta forma, ira entrando y formando parte de una sociedad en la que los seres humanos deben compartir ciertas cosas.

En la escuela, podemos ver a un niño quitándole los juguetes a sus compañeros o reaccionando de manera agresiva, si alguien intenta arrebatarle los suyos. No hay por qué intranquilizarse.

En lo que si debemos tener cuidado es en no caer en conductas contradictorias con nuestros hijos.

Por ejm: si la mama le dice al niño que tiene que ser bondadoso, no egoísta y compartir con los demás; en un momento dado, no debe decirle: “no prestes tus juguetes porque te los pueden romper”.

Lo que conseguirá es crear una tremenda confusión al niño.

Hay una situación muy frecuente y particular en los hogares. Me refiero a la llegada de un hermanito.

Aquí si es verdad que el niño, si los padres no saben cómo manejar esta situación, entra en un verdadero conflicto; el cual le es muy difícil de manejar.

Imagínense, pasar de ser *el centro de atracción del hogar, *el rey de la casa, *donde todo es de él.

“De golpe y porrazo”, es desplazado por una personita, que no sabe de dónde salió, ¿de dónde vino? y ¿a que vino? Solo sabe, que le está quitando lo que era exclusivamente de él. Entonces, este hermanito, pasa a convierte en su enemigo.

No es fácil para los padres manejar esta situación, y hacer comprender al “reyecito depuesto”, que lo mejor es compartir con su hermanito. Que de ahora en adelante todo debe ser compartido con su hermanito….todo, pero eso sí, sin obligarlo.

Lo principal: hay que explicarle con mucho amor y comprensión, *que nadie quiere quitarle el sitio que él ocupa en la casa, *que comparta ciertas cosas con su hermanito como la habitación y que otras como su cepillo de peinarlo, sus medias su ropa su cepillo de diente “son sólo de él”.

Algunos consejos sobre cómo podemos transmitir valores como la generosidad para contrarrestar esa etapa de egocentrismo y egoísmo, son:

1-explicar al niño que debe prestar sus juguetes a los otros niños, y que eso también debe hacerlo en casa, donde las cosas son de todos y no sólo suyas.

Poco a poco irá aprendiendo que los otros también tienen "cosas"

2- si quieres enseñarle a tu hijo que sea generoso, demuéstralo con ejemplos. Nosotros le servimos de modelos y es fácil que más adelante nos imite.

3- ponerse de acuerdo con nuestra pareja en todo lo referente a la educación de los hijos.

Hay que tener cuidado e intentar no crear rivalidades ni hacer chantaje emocional a los hijos.

4- crear situaciones de participación y cooperación con los hijos, estimulando un trabajo y unas actitudes que son las que se han de aprender. Los juegos de grupo son muy apropiados para estas edades porque les enseña la importancia de compartir con los demás.

5-hay que ser perseverantes. Se trata simplemente de una etapa infantil. La paciencia es básica mientras se producen los cambios.

6-reforzar las conductas positivas y tener claros los valores que queremos inculcar.

7- no coaccionar afectivamente. Por ejemplo: "si no le prestas el carrito a tu hermanito, mamá no te querrá". Tu hijo no aprenderá a ser generoso sino todo lo contrario. Compartirá sus cosas para conseguir algo a cambio.

Hay que hacerles comprender que las sanciones o límites que reciben por nuestra parte son independientes a nuestro cariño por ellos. Eso es incondicional.

8-los niños, unos más que otros, necesitan atención y mucha paciencia. No podemos emitir juicios precipitados pensando que tenemos un hijo egoísta y desconsiderado. Dele el tiempo necesario de esta etapa totalmente normal y ayúdele a resolver sus dudas.

9-cuando nuestro hijo actúe de forma interesada, cuando pensemos que tiene un comportamiento egoísta, debemos comprender que a esta edad todavía no ha interiorizado valores básicos como la generosidad.

10-nunca arrebate de las manos de su hijo un juguete que él no desea prestar, para entregárselo a otro niño.

Finalmente:

Nuestro papel educativo como padres es de vital importancia para darle a conocer todas las experiencias posibles y de esta forma aprenda a compartir.

Enséñele que respetar, compartir, prestar, tener paciencia y ser comprensivos, son virtudes que le serán útiles toda su vida.
Fuente. Salud y Bienestar

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